Jóvenes alemanes reaccionan con ira, miedo y humor a las fantasías ultraderechistas de expulsión. Pero también perciben una amenaza creciente desde el centro de la sociedad.
"¡Estoy harto!", exclama Mohamed ante la cámara desde Gelsenkirchen, en el oeste de Alemania. Mohamed, que trabaja cuidando a enfermos y a personas mayores, está profundamente arraigado en la Cuenca del Ruhr, pero se pregunta si Alemania puede seguir siendo su hogar. "La gente siempre ve en mí a un extranjero, y están a la espera de que cometa algún error".
Para Mohamed, Alemania es ...
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